miércoles, 8 de enero de 2014

AMANECER


El bosque abre sus brazos y la sangre temprana del vino embebe las luces. Alba carmesí, el ojo despierto de la noche enfoca su silencio.
Los pájaros, violetas volátiles, temblorosas alas sin destino cantan y encienden pétalos ocultos, tréboles de plata, niños nogales ocres, bailarinas difumadas.
El camino pierde sus contornos, dormita entre hojarasca y semillas ensoñadas; titila su lucero, la espada del viento lo corta en haces finos, cintas ensortijadas, pañuelos de agua clara, rumorosa.
Me tiendo sobre el mosto de la tierra, el lado amarillento de las hojas, las ramas de polvo grisáceo que vieron nacer la escalera brumosa del tiempo.
¡ Estoy tan vivo!
Y podría decirse que la eternidad me ha ofrendado toda su muerte.
Hugo Celati (2013)
Imagen: Ana Sopeña