jueves, 12 de noviembre de 2009

ADIOS


Y se desangra despacio, apenas abriendo y cerrando los ojos. La ventana no estaba, la ventana es el último intento de la vida.
Y sus ojos vuelan en calma por el rectángulo de cielo. Nadie sabe que a estas horas, se desangra despacio, y el aliento se arrastra entre susurros oscuros. Los libros desbandan sus palabras, y hay cientos de imágenes que se desploman a los pies de la cama.
Que puede verse desde el rojo adiós, tal vez aquel poema escrito cuando la fe sostenía el corpus de la mentira. Tal vez los ojos de la mujer amada en vano, y el cuerpo de la mujer amada en vano, y el tibio sexo de la mujer amada en vano.
Pero se desangra despacio. Y eso es todo lo que la vida contiene en su esencia y su existencia. Las fotos se esfuman o las lágrimas vuelven por sus fueros, y las sábanas bermejas humedecen su adiós. Nadie lo sabe.
Es verdad, entonces, aquello de la sola soledad. Y qué puede importar el desorden gutural de la habitación, y las paredes descascaradas, y la navaja sucia de sangre durmiendo la paz eterna sobre el piso.
Hugo Celati (2009) (Imagen: "El durmiente temerario" R.Magritte)

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