viernes, 30 de enero de 2015

DIEZ VECES


En tu abrazo dijiste que la eternidad podía estarse diez veces
Me parece mucho, digo, y sin embargo el hombre prosigue, eterniza su candidez como un gato doméstico que duerme en nuestro regazo.
Hubo un tiempo donde la gente discutía acerca de la naturaleza de la trinidad o la presencia o no de cristo en una o en las dos especies, o en la virginidad de maría santísima. Bueno, eso dicen, que la gente discutía, (como hoy lo hace por la inocencia de un fiscal o la culpabilidad de un periodista o la santidad crepuscular de una mediática, o la eficacia de pegarle con cara interna del pie izquierdo en un tiro libre). Eran buenos tiempos, porque como dice Handke, la humanidad no había perdido la infancia.
Cuando niños no había muchas dudas, había una sola y en todo caso esa duda tiraba a pulso de las otras. Luego, con los años aprendimos a dividir por dos cifras y ahí se desvaneció definitivamente la inocencia: ya no hubo forma de salir de ese alborotado espíritu de disociación.
Quisiera creer que en tu abrazo la eternidad puede caber diez veces.
Pero todos se van. Y la eternidad es un candil que no puede encenderse.

Hugo Celati (2015)
Imagen: Bettina Pelaye

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