En el placer y en el dolor se desnuda un dios embriagado que no nos recuerda.
Alguna vez supo nuestro nombre, nuestro talle, nuestra edad. Conoció las huellas que dejamos en la sombra y la morosidad de nuestro sueño.
Pero en el ruedo animal, herida orgásmica de la primer y última palabra, estamos solos, niños del mañana, ancianos nonatos, criaturas del fuego y de la piedra.
¿Quién habrá dicho que la travesía se supo huérfana de espinas, de pétalos salvajes, de oscuros fluídos que desembocan en el mar del horizonte?
En el placer y en el dolor habita la muerte y su vida desbocada.
Hugo Celati (2011)
Imagen: Jessica Obregón
miércoles, 18 de septiembre de 2013
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